Betis Bohemio

Calzonas blancas, balompié y la importancia de los símbolos

Por Javier Guerrero Alfonso / @BetisShirts

Primera fotografía realizada al Real Betis Balompié vistiendo de verdiblanco. Cortesía de Alfonso del Castillo /  @alfonso_del

El Real Betis Balompié usará calzonas negras en la próxima temporada, como ha confirmado la publicación de Mateo González en Al Final de la Palmera y como ya adelantara Tintero Verdiblanco en su cuenta de “X”. A raíz de esto se ha generado un debate entre partidarios y contrarios a las mismas. Una discusión eterna entre los que ven una simple cuestión estética y los que se preocupan por el respeto a los símbolos y a la tradición. Nuestra visión es la tradicional y vamos a intentar razonar desde el respeto y con argumentos de peso el porqué de nuestra forma de entender el balompié en general y el Betis en particular.Y es que hay ciertos elementos que deberían ser sagrados, entre ellos, por supuesto el blanco de las calzonas en nuestra indumentaria titular. Vamos a ello.

Corría un desconocido día de septiembre de 1908 cuando, bajo la denominación de España Balompié, nació nuestro club. Y sí, de 1908 y no de 1907, como ya han documentado perfectamente los compañeros de Las Tablas Verdes. Y desconocido porque el 12 de septiembre se coge como fecha al ser el día en el que se publica en el Imparcial de Madrid  la primera noticia de la fundación de la sociedad. Es de perogrullo suponer que si un periódico madrileño publica algo un día por la mañana, el suceso al que se refiere haya sucedido el día o días anteriores; y más en esa época, de ahí lo de día desconocido. 

A los pocos meses, la sociedad cambiará su nombre a Sevilla Balompié y bajo ese nombre aparecen las primeras crónicas en prensa allá por Febrero de 1909. En 1914, el Sevilla Balompié absorberá al Real Betis Football-Club y, como resultado, la denominación pasará a ser Real Betis Balompié. Ya en 1931, la II República obligará a la pérdida del título de Real dejando a secas el nombre de Betis Balompié. Unos años después de la guerra, el régimen franquista devolverá el uso de estos privilegios y el club recuperará el título y el nombre de 1914, Real Betis Balompié. Así ha llegado a nuestros días con el añadido de S.A.D. (Sociedad Anónima Deportiva) desde 1992. Como pueden ver en este breve repaso, solo la palabra Balompié se ha mantenido todos y cada uno de los días de la existencia del club. Tanta es su importancia que nuestra afición era conocida en los albores del fútbol como balompedistas y no como béticos. En todos estos años en los que “Balompié” se ha mantenido en el nombre, ha habido cambios de todo tipo. Se ha cambiado el escudo, el estadio, la forma de gobierno de la sociedad, la camiseta y un sin fin de cuestiones, salvo el uso de las calzonas blancas en el uniforme de local, que siguen siendo, desde el primer día de nuestro club, el pantalón de nuestra sacrosanta armadura. 

Por contextualizar y hacer a vuelapluma una rápida cronología, el Sevilla Balompié vestiría en sus inicios con casaca azul, pantalón blanco y medias negras. Desde noviembre de 1910, con la ya archiconocida historia de Manuel Ramos Asencio, se adoptaría la camiseta verdiblanca a rayas verticales. El uniforme se mantendría hasta la absorción de Sevilla al Betis, cuando desde 1914 “se debutará” con una camiseta amarilla y negra a rayas y calzonas negras durante tres partidos, recuperando luego las calzonas blancas y tomando la camiseta verde hasta enero de 1917, cuando se recuperaría la azul de los primeros años. Pueden decir ustedes que se cambiaba la equipación y no pasaba nada, pues no, sí que pasaba. Probablemente, estos cambios, como teoriza Alfonso del Castillo (al que le agradezco la base documental para este artículo), es que se deban a la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial. El motivo es simple, las camisetas verdiblancas de rayas venían de Inglaterra en los vapores de la pérfida albión que llegaban a nuestra ciudad por el río Betis. Durante el conflicto, el comercio decayó en picado y habría sido imposible la obtención de estas prendas. Esta teoría coge aún más fuerza cuando se comprueba que en 1919, durante la gira canaria del equipo, se vuelve al uso de la verdiblanca. Desde 1919 hasta 1958 no se produce cambio sustancial. Camiseta verdiblanca, calzonas blancas y medias negras. Será en la 1958-59 cuando se adoptarían las medias verdes, quedando el uniforme como el actual desde entonces. Yendo ya camino de setenta años, casi nada.

Tras este breve viaje, podemos ver que el calzón blanco ha estado más presente que la propia camiseta verdiblanca, así que, siendo lo segundo que más años lleva en el club tras la palabra Balompié, creo que sí se le podría catalogar como símbolo del mismo. La RAE define símbolo como “elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición” y me van a a permitir, pero si mi bisabuelo o mi abuelo levantaran la cabeza y vieran saltar el año que viene al Córdoba y al Betis en el televisor por separado, estoy seguro de que pensarían que el Betis es el Córdoba, por mera asociación centenaria de camisetas verdiblancas y calzonas blancas.

Pero bien, seguro que alguno al ver por ejemplo del cambio de las medias de negras a verdes puede decir, ¿por qué no hacer lo mismo ahora pasando de blancas a negras las calzonas? Muy sencillo, porque la equipación es un símbolo. A mí no se me ocurre en mi hermandad del Calvario pedir que la túnica sea cambiada y copiemos la de la Carretería, por más estéticamente superior y más calentita para la madrugá que sea. El esparto, el ruan y las alpargatas son un símbolo de mi cofradía como la camiseta verdiblanca y las calzonas blancas lo son de mi equipo. Y si antepones lo estético a lo histórico y simbólico, lo respeto, no te considero menos bético por ello, pero simplemente vemos el fútbol, el Betis y, hasta seguramente la vida, de formas distintas.

Por otra parte, seguramente alguno pudiera decir que si los socios fundadores decidieron tal, porqué ahora los socios actuales no podrían votar cual. Y aunque respetaría al máximo el resultado de un posible referéndum si lo votaran los abonados fuera cual fuera el resultado, si impondría un matiz importante. Que el cambio fuese definitivo, para que el símbolo sea símbolo. Por más que alguno quiera vender lo contario, las calzonas negras se han usado puntualmente en casa, por coincidencias de color un día concreto u otras razones, pero jamás han formado parte de nuestro uniforme titular (hasta hace dos años) por lo que nunca han sido símbolo del Betis como local. Llevamos una década en la que la equipación titular del club es constantemente manoseada. En los últimos diez años hemos jugado un año con calzonas verdes (2018-19), otro con calzonas negras (2022-23), con camisetas casi blancas enteras (2017-18 y 2023-24), con camiseta casi verdes al completo (2015-16 y 2021-22), hemos jugado una Supercopa de España (2023) con una camiseta blanca con una raya verde y calzonas negras como “camiseta titular”. Y eso por no hablar de camisetas especiales rosas y verdes o marrón y verde. Que digo yo que se puede apoyar a la mujer bética sin cambiar los colores del Betis y se puede luchar contra el cambio climático sin cambiar los colores y sin contaminar produciendo más camisetas. Y podríamos seguir con camisetas a cuadros, camisetas verdes enteras, etc.  y otras cosas  que nos cuelan aprovechando la perorata  de “es por una causa solidaria” o es por “un día”. 

Ojalá acabara esto ahí, pero no, a todo lo citado anteriormente hay que sumarle que en el último lustro solo una segunda camiseta ha sido verde, una de cinco, la de la 2023-24. Y ahora alguien pensará “este no se entera de que La Liga no deja que primera y segunda equipación compartan más de un 5% de porcentajes de colores”. Pues no, no me entero porque como esa normativa no existe, no me puedo enterar. Es solo una mera recomendación, y el Betis fácilmente podría no tomarla en cuenta, o poner un verde más oscuro en la camiseta suplente para acatar la recomendación sin perder nuestra idiosincrasia. Pero en lugar de eso, colorines de todo tipo con el objeto (entiendo) de vender más. Amarillo fluorescente, gris, celeste, morado, rosa y hasta nos hemos comido a Antonio Adán vistiendo de blanco entero en Eibar y Las Palmas e incluso un portero del Betis Deportivo de rojo, colores que deberían estar completamente prohibidos por razones más  que obvias.

Y ante todo esto, si usted sigue pensando que no pasa nada siempre y cuando el equipo sea más competitivo, yo me pregunto dos cosas. La primera ¿quién garantiza que la modernidad da más dinero que lo clásico? Atlético de Madrid (gracias a su afición), Ajax o Roma han vuelto a sus escudos tradicionales,  entiendo que igual que la simplificación y la modernidad no son los únicos caminos rentables, ¿no? ¿Por qué si no cada vez hay más camisetas clásicas en el fútbol? Y lo segundo que me pregunto es, si aceptamos todo esto sin rechistar, ¿dónde ponemos el límite? Si ya se ha tocado el escudo, la camiseta titular, las calzonas, la camiseta suplente y hasta empiezan a sonar ecos de un nombre comercial para el estadio, ¿dónde ponemos el límite? ¿Dónde podemos mirar los béticos para decir esto un símbolo de nuestro club? Y sobre todo, ¿quién garantiza que no se toquen más aún el día de mañana? Para entonces ya será tarde.

Aunque pueda parecerlo, no soy alguien cerrado que no quiere que nada se toque. Entendí en 2011 el rediseño del escudo porque para empezar había que unificar versiones, que el propio club usaba varias. Pero al igual que pude llegar a entender el de 2011 (por más que prefiera el antiguo con las joyas en la corona), no me entrará en la cabeza jamás la barrabasada del último. La propia camiseta verdiblanca del año pasado no me parece nada clásica y aún así me encanta. Y ya que hoy en día tenemos tres equipaciones, en la tercera, menos rojo y blanco, lo que le de la real gana al club, pero ahí, no en la que de verdad nos representan. 

Alguno dirá  “por tal de protestar”, “no estamos de acuerdo con nada” o “como el Betis está bien, solo pueden atacar por aquí”, pues permítame decirle al que piense así, que no es incompatible una cosa con la otra. Protestar por esto es algo que a uno no le hace menos bético, ni siquiera le hace más contrario a la directiva actual de turno. Y les pongo un ejemplo. En 1998 el beticismo era indiscutiblemente loperista, y el que diga lo contrario, miente. No me voy a detener en su figura, que en paz descanse, pero voy al hecho objetivo de que en el verano de 1998 la grandísima parte de la afición lo apoyaba y estaba con él. Pues bien, ese verano el Betis presentó una camiseta titular con detalles negros y la segunda equipación, tanto la liguera como europea serían negras también. ¿Saben qué pasó? Que corrieron ríos de tinta protestando por ello. Si hubiera habido twitter, habría  ardido. Porque los béticos consideraban una ofensa ver al Betis de negro. De negro eh, que ya hasta lo vemos nuestro (por desgracia) comparándolo con otras cosas actuales. Y nadie pedía la dimisión de Lopera, nadie, solo se protestaba por algo con lo que no se estaba de acuerdo. Y eso no te hacía ni menos bético ni menos loperista, como ahora protestar por esto no te hace ni menos bético ni más “essigente”.

En fin, para cerrar y resumir, las calzonas negras, como el chaqué majestuoso y precioso que es, para eventos especiales como pocilga, Bernabéu y otros estadios, no en nuestra casa que no es nuestro uniforme titular. No reduzcamos un símbolo a una mera cuestión estética y luchemos siempre por cuidar las cosas que nos representan, vaya a ser que el día de mañana no tengamos nada que lo haga. Y por favor, querido club, más Betis, más historia y más idiosincrasia en nuestras equipaciones.

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