Por Alfonso del Castillo / @alfonso_del
En la temporada 1984-85 el Real Betis Balompié accedía a la Copa de la UEFA por segunda vez en la historia. Lo hizo por su puesto número 5 en la Liga 1983-84, cimentado en su magnífica campaña en casa en la que cosechó 15 victorias y 2 empates.
El 19 de julio se celebró en Ginebra el sorteo para los treintaidosavos de final de la competición, correspondiendo en suerte el equipo rumano del Universidad de Craiova, con 6 internacionales en sus filas, y con el inconveniente de ser un equipo del otro lado del Telón de Acero, con todo lo que conllevaba eso en una época en que la guerra fría marcaba las políticas de bloques y su repercusión en lo que era viajar al otro lado.
La Liga se inicia el 2 de septiembre con un empate a 0 contra la Real Sociedad en el Villamarín, pero la competición entra en una fase anómala ya que la convocatoria de una huelga de futbolistas por parte de la AFE hace que a la semana siguiente en La Condomina sean los futbolistas del filial los que jueguen en lugar del primer equipo. El domingo posterior, el 16 de septiembre, la competición queda paralizada, aunque la cordura comienza a imperar y los futbolistas deciden jugar el miércoles 19 en el Villamarín frente al equipo rumano. El ambiente es más que frío, retraída la afición ante la huelga que ha puesto de manifiesto la crisis en la que el fútbol se encuentra tras la decepción del Mundial de 1982y el panorama económico ruinoso en que la inmensa mayoría de los clubs se encuentran.
Los rumanos se presentan en Sevilla con la curiosa circunstancia de la confusión en los uniformes. La UEFA había comunicado que el Universitatea vestiría completamente de azul, pero llega a Sevilla con un uniforme completamente blanco, y pretendiendo que el Betis cambie su vestimenta, a lo que el club verdiblanco se niega. Al final, gracias a las gestiones de Hipólito Rincón con Adidas, esta marca prestó una equipación completamente morada al conjunto rumano para que el partido se pudiera celebrar.
El encuentro fue de dominio absoluto del Betis con muchas ocasiones y poca efectividad, pues sólo en el minuto 78 José Carlos Suárez acertó a batir a Lung. La impresión es que, si nada anómalo sucede, el Betis dos semanas después en Craiova debería de solventar la eliminatoria.
En las dos semanas intermedias el Betis consigue una victoria 0-1 en Mestalla con gol de Parra y es derrotado 1- 2 el sábado 29 de septiembre en el Villamarín por un FC Barcelona que deja sobre el césped de Heliópolis la tarjeta de visita del equipo que vencerá de forma apabullante en el Campeonato de Liga. El domingo 30 de septiembre parte desde el aeropuerto de San Pablo la expedición bética con rumbo a Madrid, desde donde en la mañana del lunes vuelan hasta Zurich para enlazar allí con otro vuelo a Bucarest. Cuando salen, el entrenador bético Pepe Alzate manifiesta a los mediosde prensa que aún no saben ni a qué hora del miércoles se juega el partido.
Tras las tristes experiencias de otras ocasiones con la alimentación en los viajes a la Europa del Este el equipo desplaza a Germán Vaya “Mani” como cocinero de la expedición, y un cargamento de quesos, varios jamones, arroz y aceite de oliva. Al llegar a la capital rumana el lunes por la tarde comienzan los problemas, pues el refuerzo alimentario se ha perdido en el camino, pero lo que es peor, tampoco el material deportivo del equipo aparece por ningún lado. José Ramón Esnaola, superviviente del viaje a Rusia en marzo de 1978 junto a Julio Cardeñosa y Rafael Gordillo, declara que es unapelícula idéntica a la vivida en aquel viaje seis años antes, con múltiples problemas burocráticos, aparentes malosentendidos y todo tipo de trabas que dificultan la estancia de los equipos que viajan al otro lado del Telón de Acero.
El martes por la mañana traslado en autobús hacia Craiova, que dista 240 kilómetros de Bucarest, para lo que se tardan 5 horas. Se realiza un entrenamiento en un parque cercano al hotel, con material deportivo facilitado por la gestión de la embajada española. A las 3 de la tarde afortunadamente aparecen las viandas alimenticias y el material deportivo.
El horario al que se juega el encuentro el miércoles 3 de octubre es muy tempranero, a las 13,30 horas en el Estadio Central de Craiova. El Betis comparece con su camiseta verdiblanca y calzonas verdes, mientras que los rumanos visten enteramente de blanco.
El partido queda marcado por la caserísima actuación del árbitro austríaco Heinz Fahnler, quien anula un gol a Hipólito Rincón por supuesto fuera de juego de Cardeñosa, permite la dureza del equipo local y coarta totalmente a los jugadores béticos. El Universidad iguala la eliminatoria en la primera jugada de la segunda parte con un remate de Cirtu.
El tiempo reglamentario finaliza con empate a 1 en la eliminatoria, por lo que se ha de disputar una prórroga. En ella se lesiona Suárez, pero al haber realizado ya los dos cambios reglamentarios, ha de seguir jugando con un vendaje alrededor del brazo lesionado. No hay variación en el marcador y se recurre a la tanda de penatis, en la que el equipo rumano anota sus 5 lanzamientos, mientras que Rincón falla el suyo ante el meta Lung, lo que determina la eliminación de los verdiblancos.
Tras el partido el equipo regresó a Bucarest, para al día siguiente volver a Sevilla a las 9 de la noche tras escalas en París y Valencia. El vicepresidente bético, Paco García De la Borbolla, sería claro en sus declaraciones: “El austriaco nos ha metido la mano en la cartera, pues una eliminatoria más era imprescindible para afrontar la situación económica, que es angustiosa. Yo no sé cómo vamos a salir de este lío. No se puede jugar de esta manera con los intereses ajenos, y el tipo ése nos ha hundido”. Así terminaba la segunda incursión del Real Betis Balompié en la Copa de la UEFA, marcada por laexperiencia desagradable del viaje para el partido de vuelta y el atraco sufrido a cargo del trencilla austriaco. Nos tocó pagar la «matrícula» en la Universidad…