Betis Bohemio

Club Deportivo Betis de Valladolid

Por Enrique Roldán Cañizares / @enrolcan

Cuando cantamos cada domingo que hay una leyenda que recorre el mundo entero, los béticos no estamos echando ningún embuste a nadie. Hay béticos en Argentina, en Sudáfrica, en China y en Japón, pero también hay béticos en Valladolid. Porque en las tierras bañadas por el Pisuerga no beberán mate, no habrán tenido a un referente como Nelson Mandela, no han vivido la revolución cultural de Mao ni han sufrido dos bombas atómicas, pero también son parte de este mundo que, de una manera u otra, baña el Real Betis Balompié con “ese duende que da la tierra”. Y por esa misma razón no es de extrañar un hecho que para otros equipos, que no tienen la suerte de tener la presencia social del Real Betis Balompie, sería un milagro: en Valladolid hay un equipo de fútbol bético que se fundó siete años antes de que Cardeñosa llegara a este mundo.

Se trata del Club Deportivo Betis Club de Fútbol, un equipo nacido en el barrio de las Delicias, fundado en 1942 y que juega en Primera División Regional. Si el equipo es bético, es evidente que los colores iban a ser los del Real Betis Balompié. Por esa razón el Club Deportivo Betis juega con una camiseta a rayas verdiblancas, pantalón blanco y medias verdes, tal y como hacemos nosotros cuando las marcas nos dejan. Incluso la segunda equipación es verde, truene o relampaguee, algo que sí que podemos envidiar a nuestros hermanos vallisoletanos.

Esta locura bética por tierras castellanas nace en 1940, cuando un grupo de estudiantes funda el club Antiguos alumnos, precursor Club Deportivo Betis. Parece ser que aquellos “antiguos alumnos” jugaron un partido contra el equipo de un colegio mayor de Valladolid que estaba compuesto por jugadores sevillanos y béticos, para más seña. Jugadores de uno y otro equipo decidieron crear un equipo y federarlo, tomando tanto el nombre como los colores del Real Betis Balompié en un contexto en el que la bonanza deportiva anterior a la guerra había desaparecido.

Jugando de local en la Finca de Canterac, el Club Deportivo Betis lleva el verdiblanco por los campos de Primera Regional, pero lo cierto es que en la temporada 94/95 el club consiguió llegar a Tercera División, una categoría que volvería a alcanzar en la temporada 98/99 y que a día de hoy figura como la cota más alta alcanzada por estos béticos de Valladolid. Sin embargo, si hay algo por lo que destaca este Betis tan vallisoletano es por la gestión de la cantera, que va desde el equipo juvenil (creado en 1957) hasta las escuelas de fútbol base. Esto ha hecho que el Club Deportivo Betis se haya convertido, siempre con permiso del Real Valladolid, en el club de referencia en lo que se refiere a las categorías inferiores del fútbol de la ciudad e incluso de la provincia.

Nos encontramos, por lo tanto, ante la penúltima muestra de pertenencia de los aficionados béticos. A inicios de la década de los 40, cuando España se sumía en la represión de una dictadura que no dudaba en fusilar cualquier tipo de disidencia política y cuando el mundo observaba agónico cómo en los campos de batalla europeos se dirimía el futuro que nos habría de alumbrar, un grupo de béticos no tuvieron otra ocurrencia que fundar un club en honor al equipo de sus amores. 80 años después aquel espíritu sigue vivo, demostrando que, no solo hay una leyenda que recorre el mundo entero, sino que esa leyenda, una vez que te agarra, es imposible que te suelte.

Este artículo fue originalmente publicado en la Revista Betis Bohemio 10, dedicada a Don Julio Cardeñosa, la cual puedes descargar aquí:

Revista nº 10. CARDEÑOSA

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